Antes de la creación del Banco Nacional de Fomento (BNF), operaba como banca estatal el Banco del Paraguay, que había iniciado sus operaciones en el año 1944 (Decreto-Ley N° 5130 del 8 de setiembre de ese año).
El Banco del Paraguay había reemplazado al Banco de la República del Paraguay, creado en el año 1936 (Decreto-Ley N° 11 del 22 de febrero de 1936), el cual a su vez había reemplazado a la antigua Oficina de Cambios (creada en 1916).
Igualmente, el Banco del Paraguay había absorbido al Banco Agrícola del Paraguay, cuya creación se remontaba ya al año 1887 (Ley del 24 de setiembre de 1887 e incorporado al Banco del Paraguay en el año 1947, por Decreto N° 23.681 del 23 de diciembre de ese año).
El 27 de noviembre de 1959, el Gobierno Nacional, por medio del Consejo Nacional de Coordinación Económica, dispuso la realización de un profundo estudio, pormenorizado y exhaustivo, de la situación del Banco del Paraguay, con el propósito de dotarle de una estructura más acorde con la función que le correspondía desempeñar en el proceso del desarrollo económico del país.
Para el fin señalado, fueron contratados a mediados de 1960, los servicios del Stanford Research Institute of California. Las conclusiones emergentes del informe presentado por dicha firma, aconsejaban la creación de un nuevo Banco, en sustitución del Banco del Paraguay.
Por Decreto-Ley N° 281 del 14 de marzo de 1961, el Poder Ejecutivo crea el Banco Nacional de Fomento (BNF), sustituyendo al Banco del Paraguay. La Honorable Cámara de Representantes de la Nación Paraguaya, por Ley N° 751 del 11 de setiembre de 1961, aprueba con modificaciones el Decreto-Ley Nº 281 del 14 de marzo de 1961.
Por Decreto-Ley N° 19.158 de fecha 15 de noviembre de 1961, se autoriza al Banco Nacional de Fomento a iniciar sus operaciones el día lunes 20 de noviembre del mismo año. El Estado Paraguayo contrató un empréstito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de USD. 3.000.000,00 (Dólares Americanos Tres Millones), equivalentes en ese entonces a G.1.000.000.000 (Guaraníes Un Mil Millones), los cuales fueron utilizados como capital operativo del nuevo Banco Nacional de Fomento.
El BNF, propiedad del Estado Paraguayo, tenía por objeto principal el desarrollo intensivo de la economía, para cuyo efecto debía promover y financiar programas generales y proyectos específicos de fomento de la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la industria y el comercio de materias y productos originarios del país.
De conformidad con su primera Carta Orgánica, el Banco se dividía en tres áreas de negocios: (i) un Departamento Agropecuario, (ii) un Departamento Comercial y de Ahorro y (iii) un Departamento de Desarrollo. Cada una de ellas tenía su propia dotación de capital, de tal modo que parecían constituir tres fondos diferentes. No obstante, estaban respaldadas por la misma infraestructura administrativa y operativa.
El Estado Paraguayo garantizaba la totalidad de las obligaciones del Banco Nacional de Fomento, en cuya Carta Orgánica se establecía además que las pérdidas del Departamento Agropecuario serían absorbidas por el gobierno, a través del Ministerio de Hacienda.
El Primer Presidente del Banco Nacional de Fomento fue el Dr. Manuel Galiano. El primer Consejo de Administración se encontraba conformado por los señores Alberto Gonzalez, Ovidio Fleitas, Victor A. Pane, Juan E. Estigarribia, Lorenzo Mengual, Alberto Günther y Delfín Ugarte Centurión.
La Carta Orgánica de 1961 del Banco fue modificada mediante distintas leyes que fueron promulgándose sucesivamente, y que obedecían a diversas circunstancias que el BNF tuvo que sobrellevar a lo largo de los años.
Desde sus primeros años, el Banco Nacional de Fomento dio especial énfasis al financiamiento de proyectos de los sectores agropecuario e industrial. Mediante la acción del Banco, se dio un gran impulso a la ampliación del parque de maquinarias e implementos agrícolas del país, posibilitando significativos incrementos en la producción y en la productividad.
El BNF se constituyó en una de las instituciones del Estado de mayor relevancia en la vida económica nacional, una de las principales fuerzas impulsoras del desarrollo, dentro del contexto general de la economía del país. Desde sus comienzos, desempeñó un rol de promoción agrícola, otorgando préstamos a las tasas más bajas del mercado, a agroindustrias, acopiadores, empresarios, agricultores.
Durante sus primeros años (decenio de 1960), el Banco Nacional de Fomento fue la única fuente de crédito con más de un año de plazo y con tasas de 8% a 10% anual, beneficiando fundamentalmente a agroindustrias, cooperativas de productores agrícolas, agricultura empresarial y agricultores medianos.
Luego de veinte años de funcionamiento, ya entrada la década de los ochenta, el BNF se había consolidado dentro del sistema financiero paraguayo, contribuyendo al desarrollo de los sectores productivos. En ese entonces, el Banco contaba ya con casi 50 sucursales en todo el país, brindando especialmente asistencia crediticia al sector agropecuario e industrial.
Durante el período comprendido entre 1995 y 2003, el BNF experimentó un rápido deterioro de su estado de situación patrimonial, debido -en parte- a las derivaciones de la profunda crisis financiera que atravesó el Paraguay durante ese mismo período.
El menoscabo del balance del BNF se debió también a problemas institucionales. Los préstamos en mora pasaron del 12% del total de la cartera de préstamos a un porcentaje del 56%. El Banco exhibía gastos operativos que equivalían el 76% del gasto total (el cual rondaba en el orden del 20% en los demás bancos comerciales del Paraguay).
El BNF también experimentó un exceso de liquidez debido a las cuantiosas sumas depositadas por los fondos de seguridad social y la administración central (que en diciembre de 2002 representaban cerca del 93% del total de los depósitos del BNF).
Los activos líquidos componían el 77% del total de los activos, en comparación con el 50% en el caso de los demás bancos comerciales paraguayos.
Gran parte de los problemas institucionales del BNF podían atribuirse también a graves deficiencias en la estructura de gobierno corporativo. Desde principios de la década de los noventa, la gestión del BNF estuvo a cargo de un Consejo de Administración con una marcada influencia de intereses sectoriales, ya que se integraba con un Presidente y siete miembros titulares, además de siete suplentes, los cuales representaban a diversos sectores (agrícola, ganadero, industrial) e instituciones (Ministerio de Hacienda, Agricultura y Ganadería, Industria y Comercio, Banco Central del Paraguay)
La Carta Orgánica no estipulaba requisitos técnicos ni fijaba límites prudenciales para las decisiones financieras adoptadas por los miembros del directorio. Al aumentar los préstamos en mora, el coeficiente de capitalización pasó a ser negativo a fines de la década de los noventa.
En términos de rentabilidad, las tres áreas de negocios se habían deteriorado considerablemente desde mediados de la década de los noventa. Esta falta de rentabilidad se debía primordialmente al alto costo de la estructura, las bajas tasas de interés que se cobraban sobre los préstamos y la pésima calidad de la cartera.
Para ese entonces, el BNF había acumulado un largo historial de problemas de gestión y falta de rendición de cuentas hasta que sus operaciones se vieron tajantemente reducidas por ley en 2003.
En la década del 2000, el Gobierno Nacional hizo por lo menos dos grandes intentos de reestructurar al BNF y a otras instituciones financieras públicas. Las estrategias incluían elementos extraídos de las mejores prácticas internacionales, pero el Poder Ejecutivo no pudo aplicarlas en su totalidad debido a la falta de apoyo del Poder Legislativo.
En 2003, se presentó al Congreso un proyecto de ley que contemplaba la prestación de un apoyo presupuestario limitado al BNF, como forma de lidiar transitoriamente con los problemas graves de capitalización y liquidez que experimentaba el banco. Reformaba la estructura del gobierno institucional y el balance del BNF modificando su Carta Orgánica y fijando límites para los créditos.
Culminó con la aprobación con modificaciones, por parte del Poder Legislativo, de la Ley N° 2100/03 “De Reestructuración del Banco Nacional de Fomento”, la cual dejaba virtualmente intacta la estructura de carácter político del Consejo de Administración y establecía topes para los créditos, concentrando la actividad del BNF en el sector agropecuario.
A principios de 2004, el Ejecutivo remitió al Congreso un proyecto de ley de reforma del sector bancario público. La propuesta tenía por objeto consolidar varias instituciones públicas de crédito en un banco minorista para microempresas y pequeños productores agropecuarios, y crear un banco de segundo piso para conceder sub-préstamos con recursos proporcionados por organismos bilaterales y multilaterales de crédito para el desarrollo a través de bancos privados (el proyecto de ley de banca pública de segundo piso fue aprobado en julio de 2005 y dio lugar a la creación de la Agencia Financiera de Desarrollo, AFD).
A finales de 2004, el Congreso aprobó la Ley N° 2502/04, que ampliaba el alcance de las actividades del BNF y elevaba en gran medida los límites impuestos a los créditos por la Ley N° 2100/03. Además de ampliar las operaciones del BNF, la nueva ley le dio el monopolio de las transacciones con divisas del sector público (algo que luego se revirtió) y aumentó sus límites de crédito.
La ley también excluyó al BNF de la aplicación de la Ley N° 2334/03 sobre garantías de depósito y liquidación de instituciones financieras. No obstante, el BNF siguió estando sujeto a los límites y normas prudenciales del BCP aplicables a las instituciones del sistema financiero en general.
En junio de 2003, un nuevo equipo de gestión se hizo cargo del BNF con el objetivo de reestructurarlo y devolverle su solidez financiera de acuerdo con la Ley N° 2100/03.
Se embarcaron en un proceso de reformas que resultó exitoso pero que se apartó de la experiencia internacional en materia de reforma de bancos públicos. Este se sustentaba en dos pilares: el primero era la adopción de medidas administrativas para mejorar las operaciones internas del Banco y aumentar la eficiencia y la productividad de sus operaciones, y el segundo era la estrategia financiera aplicada para aumentar la rentabilidad y fortalecer la posición financiera del Banco.
Se decidió migrar del enfoque tradicional de banca de fomento a formatos de banca múltiple, para lo cual amplió el alcance de sus préstamos con el fin de incluir los créditos de consumo, sobre todo para los funcionarios públicos que cobran su sueldo a través del sistema de pagos del BNF, además de los sectores agrícolas e industriales. Esta iniciativa generó importantes ingresos para el Banco y lo ayudó a financiar otros sectores que eran menos rentables.
En 2004, el BNF registró ganancias después de muchos años de sufrir pérdidas en el contexto de una situación financiera deteriorada. A partir de entonces, todos los años el Banco ha venido registrando ganancias, que se han reinvertido para absorber parte de las pérdidas generadas por la cartera de préstamos en mora. Esta estrategia fue decisiva para evitar un costo fiscal al gobierno por la transferencia de los préstamos incobrables al Ministerio de Hacienda, como preveía la Ley N° 2100/03.
La situación financiera del BNF mejoró sustancialmente durante el período comprendido entre el 2003 y el 2007, merced al fortalecimiento de la gestión del Banco y de las prácticas crediticias, así como a un mayor énfasis en la recuperación de los préstamos morosos, lo que redundó en un aumento de las ganancias, una disminución de la morosidad y una expansión de la base de depósitos.
El Banco Nacional de Fomento atravesó así un proceso exitoso de reforma, en virtud del cual dejó de ser una institución de riesgo sistémico dentro del sector financiero paraguayo para convertirse en una entidad caracterizada por su solidez financiera.
Para el año 2007, el BNF se posicionaba como el quinto mayor banco del país, con el diez por ciento (10%) del total de los activos y depósitos del sector y poseía la mayor red de sucursales a nivel país, con cuarenta y nueve (49) locales, además de la Casa Matriz. Igualmente, para ese entonces, el Banco empleaba a más de 1.000 personas, que representaban aproximadamente un tercio de todos los empleados del sistema bancario nacional.
El Gobierno Nacional, mediante la promulgación de la Ley N° 5.800 del 30 de mayo de 2017 “De Reforma de la Carta Orgánica del Banco Nacional de Fomento”, derogó todas las leyes anteriores que regían sobre el BNF y le dotó de una nueva Carta Orgánica, que gobierna su funcionamiento como persona jurídica, publica, autárquica y con autonomía en los términos de esta ley.
La remozada Carta Orgánica implicó significativos cambios en diversos aspectos de la entidad y se convirtió en el punto de inflexión para reformular el concepto de banca pública de desarrollo y brindar al BNF mayores herramientas legales para expandir su margen de maniobra y ejercer un rol más protagónico en el sistema financiero nacional.
Uno de los cambios trascendentales hace relación a la dirección y administración del BNF, creándose la figura de un Directorio, cuyos miembros son designados por el Poder Ejecutivo. El Directorio se compone de un Presidente y cuatro miembros titulares y sus atribuciones se encuentran claramente definidas en la propia Ley N° 5800/17.
A partir de esta nueva Carta Orgánica, se hace especial hincapié en la relevancia de que el BNF cuente con una plana directiva conformada por profesionales con idoneidad, experiencia y marcado perfil técnico. También se estipula en esta nueva legislación que el Estado Paraguayo garantiza íntegramente todos los depósitos aceptados en el BNF.
Se define claramente que el banco tiene por objeto promover el desarrollo económico y social del país, brindando servicios bancarios y financieros, con el fin de promover el desarrollo social de los sectores más vulnerables y priorizando los proyectos de fomento de la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la industria y el comercio de materias y productos originarios del país.
El Banco Nacional de Fomento se encuentra actualmente en un periodo de constante crecimiento, elevando sus estándares de gestión para competir con las entidades del sector privado en condiciones similares. Además, cumple un rol preponderante como brazo ejecutor de las políticas económicas y sociales del Gobierno Nacional, acompañando a los sectores económicos claves del país, llegando a segmentos vulnerables y a ciudades remotas de nuestro país, donde existe poca o inclusive nula presencia del sector financiero privado.
A partir de la entrada en vigencia de la renovada Carta Orgánica en el año 2017, el Banco Nacional de Fomento ha experimentado una importante evolución en todos sus indicadores, exhibiendo un fuerte crecimiento de cartera, lo que ha dejado en evidencia la relevancia de fortalecer a la banca pública.
En ese sentido, el BNF ha venido realizando importantes esfuerzos para ampliar su cobertura a nivel nacional, para llegar así a más de 80 Sucursales y Centros de Atención al Cliente en todo el territorio nacional, a los que se suman la amplia Red de Cajeros Automáticos, Corresponsales No Bancarios y bocas de pago, con un marcado enfoque en la inclusión financiera de los sectores más vulnerables.
Todo esto ha permitido que el BNF pueda posicionarse como una de las más importantes instituciones bancarias de la plaza nacional, situándose entre las primeras en indicadores de solvencia, crecimiento de cartera y de depósitos, capilaridad, rentabilidad y ganancias obtenidas.
En la actualidad, el Banco Nacional de Fomento se ha posicionado no solamente dentro del sector financiero doméstico, sino también a nivel internacional; prueba de ello es que varios organismos multilaterales y bancos globales de primera categoría han apostado decididamente por el BNF y le dan dado sus respectivos votos de confianza, mediante la concesión de líneas de líneas de crédito a largo plazo en condiciones sumamente competitivas y cuyos recursos se destinarán al fomento de los sectores productivos, en el marco de Plan de Reactivación Económica del Gobierno Nacional.